En primer lugar hay que detallar que cuando hablamos de trastornos de conducta no estamos haciendo más que describir un comportamientotrastorno oposicionista desafiante que consideramos socialmente inaceptable. Este puede atentar contra otros y perjudicar al propio niño ya que tienen como consecuencia un deterioro social, académico, cognitivo y emocional.

Los problemas de comportamiento en los niños no son un problema estático. No es algo que aparece de repente, coge forma y se queda para siempre aunque busquemos ayuda a un especialista. Los problemas de conducta aparecen poco a poco, sin que a veces nos demos cuenta. La clave está en identificar qué está cambiando, qué está ocurriendo y cómo actuamos los padres o adultos que nos encargamos de la educación de los pequeños.

Los niños con problemas de conducta suelen mostrarse desobedientes. No es extraño que, asimismo, insulten, se hayan acostumbrado a mentir a quienes les rodean, se enrabieten con facilidad e, incluso, lleguen a mostrarse agresivos cuando se les lleva la contraria. Corregir a un niño con un trastorno de comportamiento, sin embargo, es posible. Y cuanto antes se empiece, más posibilidades de éxito se tendrá.

Los signos de advertencia

 

Pasos para corregir los problemas de conducta

Entre otras pautas, concretas para cada caso individualizado, desde Psicoalfaro os queremos proponer las siguientes:

  1. Claridad. Cuando se dan instrucciones al niño, es importante ser claro y preciso. No es lo mismo decirle «pórtate bien», o «no te portes mal», berrinches-rabietasque decirle qué es correcto y qué no lo es.
  2. Coherencia y constancia. Un padre que riñe a su hijo por un determinado comportamiento, debe hacerlo siempre que lo detecte de nuevo. Hay que tener en cuenta, asimismo, que el pequeño observa su entorno y lo imita: no sería correcto desaprobar una conducta que contempla de forma habitual en su familia.
  3. Consenso y complicidad. Es necesario que todos los miembros de la familia, y de fuera de ella con responsabilidad sobre el niño, apliquen las mismas pautas a la hora de enseñar al pequeño buenos hábitos de conducta. Todos deben permitir, o no, las mismas actuaciones.

La colaboración de la familia, es imprescindible para un éxito completo en la erradicación de esos comportamientos indeseables. Debemos establecer normas, límites y pautas de actuación alternativas con las que el niño exprese las emociones que siente en cada momento.