Las nuevas formas de juego han traído consigo diferentes modalidades de ludopatía más allá de las clásicas máquinas tragaperras, como los juegos online (póker, casino, etc.), las apuestas deportivas o los videojuegos. En general, las personas que presentan ludopatía o juego patológico invierten una cantidad desproporcionada de tiempo en este tipo de actividades, así como muestran un deseo o preocupación por participar en el juego y se sienten irritables ante su interrupción o finalización. La conducta de juego puede dar lugar a pérdidas económicas graves, de tal manera que estas personas tienden a ocultar a la familia y amigos su problema y pueden perder oportunidades de desarrollo personal, social o laboral debido al tiempo dedicado al juego.

No es necesario ser muy perspicaz para darse cuenta de la ingente cantidad de locales de apuestas que han surgido en los últimos tiempos a lo largo y ancho de la geografía española. Este fenómeno, que ha proliferado de manera alarmante al amparo de una no menos preocupante falta de regulación, es una amenaza para los más jóvenes por el evidente riesgo a desarrollar conductas ludópatas, un problema que involucra tanto a quien lo sufre y a su entorno. “Estamos viendo un comportamiento patológico equivalente al de una persona que lleva jugando 10 años. Con el juego online lo estamos encontrando en meses”, dice Bayta Díaz, psicóloga de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (Apal) desde hace 14 años.

Los 4 indicadores de que tienes un problema de adicción al juego

  1. Si pierdo cada vez más dinero y más tiempo (porque cada vez necesito apostar cantidades mayores).
  2. Si apostar se ha convertido en una forma de afrontar mi malestar o desasosiego, o una forma de recuperar pérdidas anteriores.
  3. Si pierdo control sobre mis estados emocionales y si he intentado reducir o eliminar mis apuestas y ello me ha provocado nerviosismo, irritabilidad y finalmente fracasar repetidamente en los intentos de control.
  4. He de sospechar de mi adicción a las apuestas deportivas si como consecuencia directa o indirecta, el dinero que pierdo empieza a ser la “menor de mis pérdidas”: pierdo mi trabajo, relaciones importantes, proyectos académicos, y la sensación de bienestar desligada de revisar cuotas, seguir apostando y comprobar resultados.

 

Consecuencias de la adicción al juego

Distorsiones cognitivas referidas al azar, como la ilusión de control o la confianza en la suerte, pensamientos con los que se cree que la probabilidad de que toque un premio o se gane se ve aumentada, generando así una falsa percepción de la realidad.

Alteraciones fisiológicas como aumento de estrés, ansiedad o malestar físico general e incremento de la frecuencia cardíaca en la situación de juego, cuyos valores más elevados suelen asociarse a momentos específicos del juego que son experimentados por la jugadora o jugador como especialmente excitantes.

Alteraciones emocionales como cambios de humor, irritabilidad, agresividad, baja autoestima, sentimientos de culpa por la falta de control o el gasto excesivo y vergüenza.

Desatención familiar, falta de comunicación con la pareja, alteraciones en el comportamiento sexual.

– En el entorno laboral y/o escolar se suele dar bajo rendimiento, desmotivación, ausencias en el trabajo o clases… y todo ello puede provocar la pérdida del trabajo y el fracaso escolar.

– En cuanto al entorno social es normal la desatención de las amistades, disminución de las actividades de ocio, pérdida de relaciones significativas…

 

Si está sufriendo alguna de estas consecuencias, o conoce a alguien de su entorno que está en riesgo, póngase en contacto con PSICOALFARO, ofreceremos soluciones eficaces para su problema.